La raíz «fi» de la palabra confianza proviene del latín fides que llegó a tener una diosa, Fides, hija de Saturno y Virtus, que tenía que ver con la fe, la confianza y la lealtad entre hombres y dioses.
En este contexto, la confianza tiene que ver con la vida, con la aceptación de las cosas como son. En una visión sistémica, hay una inteligencia de campo que engloba todas las cosas, confiar en esa inteligencia y sentirnos un hijo de ella es parte de la vida, como el pez que asume que está nadando en el agua.
Todo fluye, no hace falta empujar. Las cosas se van desarrollando al margen de lo que queramos o deseemos, y muchas veces un ánimo desmedido puede provocar lo opuesto. Trabajar en recuperar la confianza una vez perdida es el primer objetivo en un proceso de desarrollo personal. Sin confianza, no hay vida.
Perdemos la confianza en algún momento entre la concepción y los 6 años. A partir de ese momento, vivimos vidas marcadas por la falta de confianza, tenemos miedo, necesitamos de una máscara para sobrevivir y nos conformamos con una vida en la que no somos felices.
Así nos llenamos de juicios ridículos sobre la vida, unos dicen que lo importante es el orden, otros se construyen una realidad paralela en donde está erradicado el dolor, unos más intentan que la sociedad les aplauda sus actos, otros se refugian en sus cabezas, hay quien pelea todo el tiempo, otros se quejan, otros se rinden… Hay mucha basura en nuestras cabezas que nos impide tener confianza en la vida.
Hemos de parar ese brotar incesante de pensamientos, de juicios sobre nosotros mismos y soibre los demás que nos mantienen aprisionados en una cárcel, como el elefante al que le han atado de pequeño a un palo y ya de mayor es incapaz de escapar.
Podemos conectar con la confianza desde el mindfulness, meditación, Zen, Yoga, chamanismo, constelaciones sistémicas, trabajos de terapia o similar. A menudo, la psicología conductual o el coaching no consiguen que las personas recuperen esta confianza, aunque pueden encontrar paliativos alopáticos con los que ir tirando.
Una vez que hayamos recuperado la confianza, podemos ir a por la segunda llave, la iniciativa
Iniciativa viene del latín medieval, en donde iniciativus es todo aquello capaz de promover o mover el inicio de las cosas, los procesos, las causas, las argumentaciones y la vida.
La Iniciativa es aquello que da principio a algo. También se entiende como cualidad personal, en donde la persona toma la iniciativa, adelantándose a otros en el obrar, que en el contexto actual, sería asumir el liderazgo.
Así, tomar la iniciativa es suponer que las cosas se van a modificar, en una dirección o en otra, y habrá una reacción de las personas involucradas. Darse cuenta de en qué acciones merece la pena tomar la iniciativa, es un talento que ha de desarrollar el líder.
Habitualmente no tomamos la iniciativa, nos quedamos dentro de nuestra cárcel de creencias y condicionamientos y no salimos de ahí. Las decisiones que vamos tomando en ese contexto suelen ser más de lo mismo, funcionen o no.
La confianza es la primera llave y la iniciativa la segunda. Esto significa que necesitamos tener confianza antes de tomar la iniciativa ya que podemos caer en el error con nuestras acciones. Tomar la iniciativa da poder personal aunque antes de poder ejercerlo hemos de descubrir la llave de la confianza. La iniciativa no se puede planificar, a menudo es un emergente de una situación y depende del aquí y ahora, del momento.
Así no es fácil tomar iniciativa sobre las cosas dolorosas de la vida, sobre los conflictos, los desamores…, allí donde hay emociones involucradas, la iniciativa está nublada y no se ve.
La iniciativa la hemos perdido de la misma forma que hemos perdido la confianza, y recuperarla es a menudo un resultado de un profundo trabajo de trasformación.
Piensa
¿En qué áreas de tu vida tienes una emergencia que te suponga tomar la iniciativa, en el área personal, profesional y social?
Al tomar la iniciativa, es importante que chequeemos cómo gestionamos las tres respuestas que nos podemos encontrar:
Acuerdo.
Que alguien esté de acuerdo con mi iniciativa es muy valioso, me informa que hay otras personas que siguen mi mismo camino. Así la forma de gestionarlo es sintiéndote al servicio de tus seguidores. Así se eliminan dependencias jerárquicas absurdas e intentos de manipulación.
Conflicto.
Que alguien esté en desacuerdo es normal. Lo importante aquí es cómo lo gestiono, ¿me están cuestionando? ¿Me lo tomo de forma personal? ¿Me viene rabia o paranoia? Un conflicto es una oportunidad para ver cosas que no hemos visto, observar otros puntos de vista, otras soluciones.
Indiferencia.
A menudo ocurre que la primera reacción de la gente involucrada en nuestra decisión es la indiferencia. La indiferencia puede esconder una resistencia pasiva ante mi decisión aunque la clave aquí es cómo lo gestiono. Intento atraerlos a mi campo? Me olvido de los indiferentes? ¿Busco reconocimiento? Aunque haya personas asentadas en la indiferencia, pueden ser posibles obstáculos más adelante y es importante involucrarlos y no obviarlos.
La siguiente llave es la determinación en la acción, una vez que hayamos tomado la iniciativa en un entorno de confianza.
Muchas veces nos ocurre que hemos de hacer algo y no lo hacemos. Nos quedamos frustrados, indolentes, pensando en lo que no fue y pudo ser. Siempre nos queda la frase «y si hubiera hecho esto, qué habría pasado?
Aún recuerdo en mi adolescencia, ligando, que la frase: «el no ya lo tienes», era muy efectiva ante el miedo escénico. En términos de negociación, significa que no pierdes nada por intentarlo, es un mantra que comunica movimiento, acción.
Hay un concepto interesante que tiene que ver con esto y es el de beneficio oculto. La ganancia ó beneficio oculto representa lo que yo gano cuando no cumplo mi objetivo. Así, si me he propuesto levantarme todos los días a las 7:00 am para ir a correr, el beneficio oculto representa quedarse en la cama calentito. El beneficio oculto de quedarse paralizado ante una chica tiene detrás el miedo al rechazo, al compromiso…
Así, hemos visto dos formas efectivas de mejorar nuestra acción: mantras que impulsan a la acción y mirar el beneficio oculto. Una tercera forma de hacerlo es mirando al instinto, a nuestra inteligencia corporal, a nuestro animal interior.
Puede ocurrir que tomemos la iniciativa en algún tema y a las primeras de cambio, abandonamos. ¿Qué es lo que nos hace mantenernos en la acción? ¿Qué nos lleva a seguir conectados con nuestra iniciativa al margen de los conflictos que puedan surgir?
Lo que nos mantiene atados a la acción es el instinto, que también tiene que ver con el cuerpo, con el deseo, la diversión, el sexo. Esto es lo que llamo la tercera llave, la determinación, necesaria para mantener las acciones que hemos iniciado.
El instinto también tiene que ver con nuestro posicionamiento en la sociedad, con el lugar que ocupo en mi grupo social, en el trabajo, en la familia. Poca conexión con el instinto supone un posicionamiento poco arraigado. Hay personas que fundamentan su posicionamiento en campañas de marketing pero eso no es un posicionamiento real, solo imaginario, porque no está fundamentado en tu ser interior, sino más bien en tu máscara.
Trabajar el instinto es un largo camino. Puede ayudar pasear por el monte y tambien puede ayudar una ceremonia de Ayahuasca. Hay un montón de trabajo corporal Conectar con el deseo, retomar el juego del niño, escuchar al cuerpo.
Así esta tercera llave nos da mucho, nos da conexión con la vida, deseo, diversión, alegría y también posicionamiento, desde el contacto con nuestro animal interior.
La cuarta llave tiene que ver con construir un futuro que encaje en mi sistema. una vez que tenemos clara la intención, que todo nuestro Ser está alineada con ella, que ya hemos tomado decisiones desde nuestra actitud o virtud más alineada con nuestro ego, una vez que tenemos equilibrados el instinto de conservación con el sexual y el de poder, podemos fluir con presencia sin miedo, sabiendo que ahí hay un emergente válido para nosotros. así esta tercera llave es más un emergente consecuencia de las otras tres llaves que una llave independiente. También es cierto que a veces a esta cuarta llave le cuesta emerger porque hay temas pendientes sin resolver, normalmente intrincaciones o disfuncionalidad es que necesitan de atención.
Así esta cuarta llave es como una diana móvil, que vamos buscando pero no sabemos muy bien donde está y que se nos va mostrando a medida que vamos avanzando.
Si esta llave no se va mostrando puede ser debido a varias cosas:
Una intención
no alineada con mi Ser, y que es más propósito que intención. Merece la pena entonces revisar la intención y ver de qué forma estoy comprometido con ella.
Una actitud
más alineada con mi ego que con mi virtud. Suele ocurrir que no tengamos una actitud limpia y que olvidemos que estamos al servicio.
Falta de determinación,
demasiado énfasis en un motivo (de rentabilidad, de relación o e poder), con lo que andamos cojos con el instinto y no tenemos todo nuestro cuerpo alineado con la intención y la actitud.
Así esta cuarta llave también nos sirve como elemento de feedback con el resto de las llaves, y a menudo nos lleva a plantearnos de nuevo todo nuestro proyecto.
Formador:
Antonio Díaz-Deus
Lugares de formación:
Tenerife, Madrid, Valencia